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Por fin encontré algo que me recuerda a vos.
Los labios están en el borde, quemándose con la espuma caliente.
Los movimientos de los otros hacen ondular el líquido. Absorbo y ese sorbo sabe a ti, levantándote.
Te vas, pero al volver, siento tus labios en mi nuca.
(Lo que veo es tu espalda o tus brazos extendidos sobre la mesa, buscando, pidiendo la respuesta de los míos).
Siento entonces que ya no hay espacio para ti. Por más que recuerde, por más que recree tu tacto contra el mío, tus manos queriendo memorizar... Ya no hay dato alguno, curva, que pueda ser almacenada. Me hubiera gustado decirte algo, que las palabras hubieran salido silenciosas, ya sabidas, entre mis labios. El calor de tu aliento, son interno, resurgiendo contra el mío.
Recuperarlo.
Pero me encuentro tan amplia, mas no repleta, y aun así, ya no hay espacio.


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